Una entrada tras bastidores al mundo de la neurociencia y la academia.

Ciencia/Ficción: La Vida Real

Me gusta lo que implica un título como éste: La Vida Real. Porque entonces, ¿habría una vida irreal? ¿Una vida no suficientemente real? Esa fue, por lo menos, la pregunta en la que me quedé pensando cuando comencé a leer éste libro de LabLit escrito por Brandon Taylor.

¡La portada está llena de genes!

Primero, quisiera abordar la pregunta que muchos pudieran tener: ¿qué diablos es LabLit? Literatura de Laboratorio. Simplificandolo, es un género literario novedoso que relata historias con una parte científica o una historia que sucede dentro o relacionada a un laboratorio. ¡No es ciencia ficción, no! Ciencia real, una representación realística y justa de la ciencia de hoy (o de cuándo sea que se haya escrito). En La Vida Real, seguimos los pasos de un estudiante de doctorado en una ciudad no descrita en Estados Unidos. Tal vez alguien más conocedor de EE.UU. podría decir qué ciudad describe, pero no me molesta no saberlo con exactitud.

Ahora que ya quedó aclarado eso, me centraré en la parte de la historia sobre el laboratorio, no tanto en la porción romántica de la historia, que por cierto me resultó muy interesante y completa. Últimamente he leído bastantes historias románticas y algunas se quedaron cortas para mi, pero quise seguir leyendo ésta en particular por las descripciones a fondo de los sentimientos del personaje principal: Wallace. Claro que también seguí leyendo porque toca el tema del laboratorio y eso resuena con algunas de mis experiencias como candidato a doctorado. 

Brandon Taylor tiene una manera de describir sentimientos que no he leído en ningún otro libro. Se lee crudo, granular, es casi como sumergirse a fondo en los sentimientos del personaje por más personales que sean y golpearte contra las rocas en lo profundo de este pozo lleno de emociones. Lo disfruté, pero me sentí aliviado al saber que ya puedo seguir leyendo libros un poco más ligeros. Pero esa precisión es necesaria para entender algo en lo que pensé que este libro es realmente bueno: dar una complejidad real a los sentimientos.

La historia inicia un viernes por la tarde en el cálido clima de un verano que está llegando a su fin. Seguimos a Wallace (narrado en tercera persona), un hombre de raza negra quien es un candidato a doctorado en en esta escuela de posgrado en Biología. Desde el inicio sabemos que las cosas no pintan a su favor:

“Su generación había sido la más pequena en mucho tiempo, y la primera en más de tres décadas que incluía una persona de raza negra“.

Nos dejan bastante claro que Wallace no está en su mejor momento; algo en su personaje me recordó a Evelyn de Eliza. El narrador nos explica que uan vez más, el experimento de Wallace ha fallado. Toma en cuenta que no dije que Wallace falló en su experimento, sino que su experimento ha fallado. Wallace trabaja con pequenos gusanos nemátodos y los platos en dónde habían estado creciendo fueron contaminados. Todos. Nos enteramos de que no es la primera vez que pierde una colonia completa de dicho nemátodo con un esquema de reproducción bastante complejo. Wallace se siente deprimido, apurado por hacer más experimentos, le urge que algo funcione. Ésta frustración por si sola podría ser mínima, pero se acumula con muchas otras cosas “pequenas“. El libro La Vida Real trata precisamente sobre esas “pequenas“ cosas y como se van apilando durante los años que le dedicas a la investigación. También trata sobre aislamiento, racismo, relaciones poco saludables, amistades y demás. Me centraré principalmente en las partes y piezas relacionadas con el laboratorio, sin olvidar que también se trata de la vida real.

Mientras Wallace sólo piensa en cuánto trabajo significa comenzar la reproducción de los nemátodos desde cero, se acerca más a sus amigos. Resulta que sus amigos son tamien sus colegas. No colegas trabajando en el mismo laboratorio, sino compañeros estudiantes de doctorado en la misma universidad. Toda la historia del libro girará en torno a este circulo de amigos, ésta burbuja que sólo existe alrededor del laboratorio, de experimentos y las dificultades de un doctorado. Entre Miller, Cole, Emma, Yngve hay una persona que resalta: Vincent, quien es el novio de Cole. Vincent no tiene nada que ver con la academia (él es abogado). Vincent incluso actúa de ponto como un forastero con ojo crítico. Aquí tienen una de sus mejores líneas: “Vincent dijo tranquilamente: “Hay más en la vida que pipetas y tubos de ensayo. Ustedes sólo están jugando a ser adultos con sus juguetitos de plástico“.

Esa crítica, sobre la negación de la vida adulta me resulta bastante interesante. Lo que es aún más interesante es la respuesta de Wallace:
“Es una tontería, verdad? Estar todavía en la escuela. Me pregunto muchas veces ¿Qué hago aquí? Supongo que no puede ser tan tonto. Mucha gente piensa igual que yo. Pero aún así, ¿qué pasaría si me voy? Si me voy a hacer otra cosa. Algo real, como tú díces, Vincent”. Tengo que elogiar a Brandon Taylor por capturar en una sóla conversación incómoda el sentimiento que muchas personas hemos tenido al embarcar en el mundo académico. Hay un tono de verdad en muchas de las conversaciones, la impresión de que todos los personajes de ese grupo de amigos no tienen una idea exacta de dónde se encuentran. Es una historia que se extiende más allá de la academia, éste libro captura la sensación de perderte a si mismo de una manera que sólo puedo admirar.

Sin entrar demasiado en detalles o darles spoilers, una vez que Wallace dice que le gustaría poder dejar el doctorado y comenzar de nuevo en otro lugar, se desencadena una serie de eventos desafortunados. Esto desafía cómo sus amigos se ven los unos a los otros, cómo piensan unos de otros. Esto no significa que verdaderamente Wallace renuncie, incluso sigue yendo a su laboratorio los fines de semana, un laboratorio que está muy lejos de estar vacío… La cultura del exceso de trabajo en la investigación es real, implacable y, creo que en general bastante pobremente abordado (que no es el caso en este libro).

Wallace está trabajando en exceso, apoyando a sus companeros y su supervisor. Siguen señalandole sus errores y no sus logros, colgándole la graduación ante sus ojos como una posible recompensa, pero también como una amenaza. El problema es el siguiente: – como dijo Wallace al hablar con Cole:

“No creo que me vaya“ dice Wallace, “No tengo ninguna habilidad para vivir en el mundo“.

“Yo tampoco“

“Pero a veces me gustaría vivir en él, en el mundo, quiero decir. Me gustaría estar viviendo, con un trabajo real, en una vida real.“

A Wallace, durante sus (casi) cinco anos de doctorado, no se le enseñó para qué sirven sus habilidades. Le ensenaron un trabajo académico y ¡nadie le dijo qué podía hacer después! Algunas escuelas de posgrado sí te ensenan qué hacer con tus habilidades, pero aún así creo que en general al terminar un doctorado muchos se sienten como en un callejón sin salida, Wallace y sus amigos se encuentran entre ellos.

Al final, el libro La Vida Real me ayudó a ponerle palabras a mis sentimientos. Sentimientos que he tenido sin saberlo, y me hizo sentir muy bien. Realmente lo hizo. Si eres o alguna vez has sido estudiante de doctorado, estoy seguro de que este libro es para ti. Si nunca has sido un estudiante de doctorado, este libro es una muy buena inmersión en las dificultades que conlleva hacerlo.